Después de una fatídica semana, llegó al fin el concierto de Iron Maiden en su gira "The Final Frontier", con motivo del disco homónimo. Me encontraba exhausto, pero no me lo iba a perder. El disco en sí me lo medio aprendí, aunque no es su mejor material. Aquí les va la reseña:
La imagen oficial de la gira de la banda.
The sands of time for me are running looooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooow.... En eso pensaba en el tráfico. Una y otra vez. Las dos horas que nos tomó a Ramy, Brauer y un servidor llegar de Periférico y Viaducto al Foro Sol. Sin embargo, la plática que por momentos fue muy interesante (maneras de hacer que la gente entienda el valor del dinero) y por otros fue de lo más estúpida (recibí la respuesta más extraña que alguien ha recibido en la historia de la humanidad cuando pregunté en dónde se cortaban el pelo mis compañeros) hizo del viaje algo menos pesado.
Mientras tanto, en el Foro Sol, Makiao, que inteligentemente se fue en metro, esperaba que llegáramos con su boleto. No está de más decir que la espera fue larga. Llegamos al Foro Sol con The Trooper a todo lo que daba y, para colmo de males, Makiao había entrado por una puerta distinta a nosotros, lo que hizo aún más complicada la entrega del boleto y perdimos un par de canciones más.
No sólo me perdí The Trooper, sino también Satélite 15... the Final Frontier, El Dorado, 2 Minutes to Midnight, Coming Home, Dance of Death, The Wickerman y Blood Brothers. Así que se imaginarán que un instinto asesino dirigido específicamente al inepto de Marcelo Ebrard surgió cuando me enteré de todo lo que no había podido ver. Además, Bruce Dickinson, fiel a su estilo, dedicó Blood Brothers a la gente de Libia, Egipto y Japón, situación que recibió un estruendo de aplausos y gritos de... voy a pensar que solidaridad.
Obviamente, Eddie no pudo faltar.
¡Ah! Se me olvidaba comentar que, para cuando entramos a la zona de General B, donde nos encontramos a Trapaboy y comenzamos con las chelas, durante Where the Wild Wind Blows, el audio falló. Bruce Dickinson no se escuchaba y la música en general se perdió en medio de una rechifla de parte de los asistentes. Iron Maiden, con todo el colmillo del mundo, siguió tocando como si nada, hasta que un par de minutos después regresó el sonido.
¡Y qué bueno que fue en ese momento! A pesar de que no estuve presente para escuchar ocho canciones, las últimas siete valieron toda la pena el traslado. Comenzaron con The Evil that Men Do, seguido por The Talisman y la epítome del concierto: Fear of the Dark. No me dejo de sorprender cuando 50,000+ voces se unen en coro y gritan a todo pulmón rolas como ésa.
Así se escuchó también en México.
Se despidieron con Iron Maiden y regresaron con un encore que fue la pura gloria: The Number of the Beast, Hallowed be thy Name (mi favorita de la noche) y Running Free. Como dijo Makiao, no se separaron ni un ápice del playlist que tienen asignado para esta gira. Y nuevamente, me alegra irme escuchando a Eric Idle cantando Always Look on the Bright Side of Life.
En general, fue un medio concierto muy bueno. Cuando recordé que estos seis güeyes de la edad de mi papá corren de un lado a otro, se trepan por el escenario y tocan como lo hacen, nuevamente me pregunté qué pasó con la música después de Disney. Y la respuesta nuevamente fue la misma: Nada. En verdad, si quieren escuchar buena música, de cualquier estilo, conozcan a las bandas que surgieron antes de los noventas, con algunas contadas excepciones. Ahí me platican luego.
Se despide,
Palo(oza)
El video de hoy
De vez en cuando, uno se topa con un video que no puede dejar de ver. Me pasó con éste.
Uno de los argumento que usan las personas que están a favor de la fiesta brava es que los toros llevan la mejor vida que pueden llevar antes de salir al ruedo y morir de la manera en la que lo hacen. Toda proporción guardada, les pregunto: ¿Ustedes le pegarían el susto de su vida a su bebé al sonarse frente a él con tal de que después se atacara de la risa?