jueves, 24 de marzo de 2011

Tráfico y Maiden


Después de una fatídica semana, llegó al fin el concierto de Iron Maiden en su gira "The Final Frontier", con motivo del disco homónimo. Me encontraba exhausto, pero no me lo iba a perder. El disco en sí me lo medio aprendí, aunque no es su mejor material. Aquí les va la reseña:

 La imagen oficial de la gira de la banda.

The sands of time for me are running looooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooow.... En eso pensaba en el tráfico. Una y otra vez. Las dos horas que nos tomó a Ramy, Brauer y un servidor llegar de Periférico y Viaducto al Foro Sol. Sin embargo, la plática que por momentos fue muy interesante (maneras de hacer que la gente entienda el valor del dinero) y por otros fue de lo más estúpida (recibí la respuesta más extraña que alguien ha recibido en la historia de la humanidad cuando pregunté en dónde se cortaban el pelo mis compañeros) hizo del viaje algo menos pesado. 

Mientras tanto, en el Foro Sol, Makiao, que inteligentemente se fue en metro, esperaba que llegáramos con su boleto. No está de más decir que la espera fue larga. Llegamos al Foro Sol con The Trooper a todo lo que daba y, para colmo de males, Makiao había entrado por una puerta distinta a nosotros, lo que hizo aún más complicada la entrega del boleto y perdimos un par de canciones más.

No sólo me perdí The Trooper, sino también Satélite 15... the Final Frontier, El Dorado, 2 Minutes to Midnight, Coming Home, Dance of Death, The Wickerman y Blood Brothers. Así que se imaginarán que un instinto asesino dirigido específicamente al inepto de Marcelo Ebrard surgió cuando me enteré de todo lo que no había podido ver. Además, Bruce Dickinson, fiel a su estilo, dedicó Blood Brothers a la gente de Libia, Egipto y Japón, situación que recibió un estruendo de aplausos y gritos de... voy a pensar que solidaridad.


Obviamente, Eddie no pudo faltar.

¡Ah! Se me olvidaba comentar que, para cuando entramos a la zona de General B, donde nos encontramos a Trapaboy y comenzamos con las chelas, durante Where the Wild Wind Blows, el audio falló. Bruce Dickinson no se escuchaba y la música en general se perdió en medio de una rechifla de parte de los asistentes. Iron Maiden, con todo el colmillo del mundo, siguió tocando como si nada, hasta que un par de minutos después regresó el sonido.

¡Y qué bueno que fue en ese momento! A pesar de que no estuve presente para escuchar ocho canciones, las últimas siete valieron toda la pena el traslado. Comenzaron con The Evil that Men Do, seguido por The Talisman y la epítome del concierto: Fear of the Dark. No me dejo de sorprender cuando 50,000+ voces se unen en coro y gritan a todo pulmón rolas como ésa. 

 Así se escuchó también en México.

Se despidieron con Iron Maiden y regresaron con un encore que fue la pura gloria: The Number of the Beast, Hallowed be thy Name (mi favorita de la noche) y Running Free. Como dijo Makiao, no se separaron ni un ápice del playlist que tienen asignado para esta gira. Y nuevamente, me alegra irme escuchando a Eric Idle cantando Always Look on the Bright Side of Life

En general, fue un medio concierto muy bueno. Cuando recordé que estos seis güeyes de la edad de mi papá corren de un lado a otro, se trepan por el escenario y tocan como lo hacen, nuevamente me pregunté qué pasó con la música después de Disney. Y la respuesta nuevamente fue la misma: Nada. En verdad, si quieren escuchar buena música, de cualquier estilo, conozcan a las bandas que surgieron antes de los noventas, con algunas contadas excepciones. Ahí me platican luego.

Se despide,

Palo(oza)

El video de hoy

De vez en cuando, uno se topa con un video que no puede dejar de ver. Me pasó con éste. 

Uno de los argumento que usan las personas que están a favor de la fiesta brava es que los toros llevan la mejor vida que pueden llevar antes de salir al ruedo y morir de la manera en la que lo hacen. Toda proporción guardada, les pregunto: ¿Ustedes le pegarían el susto de su vida a su bebé al sonarse frente a él con tal de que después se atacara de la risa?





lunes, 14 de marzo de 2011

Guía para hacer un infomercial

Ayer no pude dormir. Como siempre pasa, se me ocurrió la maravillosa idea de echarme unos tacos justo antes de partir a mi casa. Lo siguiente fue un cuerpo acelerado y negado a meter neutral y poder dormir. Así que hice lo que cualquier persona sensata hace en esos momentos: prender la tele y buscar algo bueno que ver. El resultado fue el esperado, 40 canales con infomerciales, Notting Hill (nunca la pasan, se me hizo rarísimo) y la repetición del Veracruz-Irapuato. Fueron 25 minutos de estar cambiando de canal en lapsos que no pasaban de 15 segundos. 

Sin embargo, al ver los infomerciales, empecé a notar patrones y reglas. Una especie de Biblia no escrita de los infomerciales que al parecer todos siguen. Rarísimo, porque los infomerciales, como todos sabemos, son intentos sofisticados de embaucar a la gente lo suficientemente cansada, tomada, alterada o aburrida con productos inútiles, estúpidos e innecesarios.

Con ustedes, el andrógino más perturbador que he visto.

Así que he decidido hoy darles las reglas básicas para hacer esos horrores llamados infomerciales:

1. Usar gente famosa ayuda.

George Forman fue el primero. Le siguieron David Hasselhoff, Mr. T.,  Hulk Hogan, Chuck Norris, y, en México, Dulce María y otra bola de gente que no conozco, pero me imagino que son famosos. El caso es que, por cuestiones como su éxito, su carisma o simplemente su fama, empresas gastan grandes cantidades colocando a gente famosa en sus productos. Usualmente, son personas cuyas carreras profesionales terminaron hace mucho tiempo, pero la gente todavía los ubica.


 Sólo porque eres Mr. T te la perdono. Aunque no debería.

2. La gente que no usa los productos es idiota, torpe, desordenada y desaliñada.

Esto es clave para vender el producto...o al menos así parece pensar la gente que los produce. Muy importante usar frases como "¡Oh, no!" o "¡Qué desastre!" cuando aparecen estos ineptos que no pueden cargar una bolsa sin que les caiga todo, lavar un plato, hacer un abdominal o mantener un vaso con refresco sin tirarlo. Un fondo en blanco y negro en este momento siempre es aconsejable. Finalmente, esta gente debe estar despeinada, desesperada y frustrada por no hacer lo que cualquier persona con 3 neuronas interconectadas puede. De ahí que se cree la falsa necesidad de tener el producto.

Seguramente, esta persona logró quemarse con la plancha apagada.
 
3. Usar frases como "nanotecnología", "herbolaria milenaria" o "tecnología inteligente". 

Por supuesto que los productos que se venden por televisión no tienen ninguna de estas características. Pero eso es lo que menos importa. La idea es hacerle creer al pobre diablo que comprará su producto que es lo último, lo más moderno. Hacer referencia a la medicina oriental o métodos desarrollados por los indígenas de Kuala Lumpur sirve. Imanes biomagnéticos con nanotecnología en unos tenis es mi favorito. ¡¿Qué diablos?! Si eres lo suficientemente idiota como para creer en esas patrañas, mereces que te roben con un producto que no funciona.
...ajá.
4. Si es una traducción del inglés, se recomienda usar voces improbables y nefastas.

Los infomerciales gringos son de esas pocas cosas que pasan en la televisión que son tan malas como en México. Pero todo se vuelve peor en la traducción al español. No sé de dónde sacan a la gente que hace esas voces, pero estoy seguro que las fingen. Primero, porque siempre son las mismas voces, especialmente las de las abuelitas, lo que se me hace muy extraño porque siempre hay una. No saben cómo prender la televisión con el Sky, pero cuando las ponen enfrente de un aparato para pelar, rebanar, picar, etc. son las más duchas. Y segundo, porque molestan al televidente tanto como ver el final de Soy Leyenda.

 Al fin un consejo útil en los Demotivational Posters.

México antes era muy pero muy bueno en las traducciones (no sé si de infomerciales). ¿Qué pasó?

5. Usar científicos patito en experimentos obsoletos.

Esto es especialmente para los que se hacen en México. Nada como ver a un disque-cientifico con un matraz lleno de Fanta, un mechero Bunsen y un microscopio para garantizar la calidad de un producto. Le robaron la idea a los que producen los comerciales de pasta de dientes o yo qué sé.

A este científico le creo más que a los de los infomerciales.


6. Someter al producto a pruebas fuera de contexto.

¿Tienes dudas sobre el filo de este cuchillo? Mira cómo puedo cortar una bota de esquí con él. ¿No crees que este reparador de pintura funciona? Voy a hacer que el coche arda en llamas. Estos ejemplos claramente comprueban la efectividad de los productos que vendemos, Sr. Televidente Matutino.

Lo he visto diez veces. Cada vez me parece más gracioso.

¡Por favor! La única situación en donde me veo trapeando una combinación de sangre, refresco, tierra, aceite y anticongelante es en una fiesta de Charly Sheen (sí, ya sé....está sobreutilizado el chiste; déjenme en paz).

7. Venda su producto a precio de descuento, a pesar de que no lo tiene.

¿Ese taladro cuesta 7 mil dólares, pero me lo ofrecen a 150 pesos por los próximos cinco minutos? ¡Debo tenerlo! Se los digo como ellos mismos lo dicen: no se dejen engañar, ese martillo lo consigues en diez pesos en el metro, porque todo en el metro cuesta diez pesos. Los descuentos son descuentos cuando abaratan algo que usualmente cuesta más dinero. Si siempre lo venden con ese descuento, no hay tal. 

Caray, le bajaron el precio 1, 2, 3....¡12 veces!

Ya tienen sus consejos para hacer un infomercial. Pero les doy el más importante: NO LO HAGAN.

Se despide,

Palo(oza)

El video de hoy

Ya que estamos en esto de publicidad, los comerciales en este país suelen ser malérrimos, como lo he dicho en otras entradas. Pero sin lugar a dudas, sin el menor temor a equivocarme, los comerciales más increíblemente extraños nos los da Japón. Podría hacer ochenta preguntas de estos comerciales, pero la verdad todo se traduce a una sola: ¡¿Qué diablos?!